lunes, 25 de junio de 2012

Luz.

¿Conoces ese brillo de sus ojos que aparece cuando se ríe? ¿Te acuerdas del ruidito ese que le sale cuando se concentra? ¿Acaso esas largas pestañas que se le acentúan cuando baja la mirada? ¿Y qué me dices de esa sonrisa torcida que tanto me gusta? Lo describo, porque no quiero que llegue el día en el que pueda olvidarlos; todos esos elementos de su perfección basada en lo imperfecto, en sencillo, en lo auténtico y a veces en lo falso. Pero claro, ¿cómo describir esa sensación de que parece a veces que lo conoces de toda la vida? Él es hermoso, por exceso o por defecto, aún no lo tengo muy claro. Pero qué sino me queda, que intentar no olvidar esos gestos, tus gestos; ese poco cariño del que pude disfrutar a tu lado. No te olvides: cuando nadie esté ahí para ayudarte, yo no dudaré en ir junto a ti. Algún día lo entenderás, y te acordarás de mí, y es probable que te compadezcas de mí. No lo hagas. Si estoy así por ti, es cierto, pero también es culpa mía. Lo siento si no puedo controlar mis sentimientos, si alguna vez te he fallado, me he ido de la lengua, te he hecho daño de alguna forma. Hazme un favor y no me lo tengas en cuenta, así, ahora que empieza el verano, sólo verás en mí buenos recuerdos. ¡Ah! Y continúa tu camino por favor, a mí déjame en paz, hazme caso por una vez en tu vida. En el fondo sé que no lo harás a pesar de todos mis esfuerzos, porque eres un terco y un cabezón y, mierda, sí, me encanta, es jodidamente encantador.




jueves, 7 de junio de 2012

Concierto.

No sé si al final tanto criticar al mundo tal y como es y tener sed de rebelión va a servir para algo más que para gritar y saltar por unos ideales. Sólo sé que por lo menos habrá que intentarlo, que no me limitaré a mirar. Tal vez sólo haya servido para desahogarme un poco, o tal vez no. Sólo sé que para mí ha significado mucho, y que el futuro, ese que ahora nos parece que no existe, está única y exclusivamente en nuestras manos, y que no podemos dejar que nos lo quiten como a un niño un juguete. No podemos dedicarnos a llorar y olvidarlo con el paso del tiempo. Debemos luchar, ahora que somos jóvenes, ahora que podemos. Este mundo va a cambiar, para bien o para mal, y la responsabilidad la tendremos nosotros.