lunes, 31 de julio de 2017

Más vale palabra en mano, que nunca.



Te abandoné, mi fiel compañera. Cantante de espacios olvidados, prisionera de tu propio destino. Te abandoné como a los corazones rotos, sin decir adiós y con la lluvia en la mano. Tiembla de frío ahora que brilla el sol, y ya nos volveremos a ver en otoño. Frenesí de palabras silenciosas, hermanas en una misma línea, dentro de una misma idea. Eres como la pólvora después de disparar el cañón de tus ojos, insondables, de belleza destructiva. Eres como el pájaro con un ala rota que sigue soñando, volando, incansable, luchador. Como la naturaleza en su estado más salvaje, pura. Eres como un beso en la punta de los labios, fino, tierno. Eres tú y soy yo, porque juntas hacemos una, alma mía. Juntas surcamos océanos de vida, que nos golpean con sus majestuosas olas o nos mecen en sus maternales vientos. Juntas, siempre hemos sido y siempre seremos, invencibles.