Dicen que de ataques gratuitos
también se vive. Y que el amor es gratis. Pero qué sabrán ellos, de errores,
rencores y demás prisas. De miedo a dejarme mecer por tu suave arrullo, de
caricias en la espalda con dedos temblorosos, de recorrer el mapa de tu cuerpo
con la mirada, de noches en vela y días demasiado cortos. De los huesos de tus
caderas y amaneceres en el hueco que deja tu voz. De besos en la clavícula, de
sonrisas dormidas, de gritos en el tiempo. De dejarme caer en el abismo de tu
orgullo, para despertar entre tus brazos. De provocar colisiones entre razón y
corazón, entre ser y estar, entre huir y luchar.
Por esos viejos tiempos
contigo, por los nuevos sin ti.