domingo, 28 de septiembre de 2014

A veces.

Le habían dicho que las historias empezaban en el antes, pero a ella le gustaba demasiado el después. Y el después se basaba en la teoría de las siete vidas. La real, la equivocada, la perfecta, la de papel, la feliz, la amarga y la del sexo. Era entonces cuando se daba cuenta de que a veces los gatos resultaban mejor compañía que las personas. De que a veces los mejores consejos se hallaban dentro de ella, y no provenían de otro. De que a veces le costaba respirar, pero a veces también se vivía bien, y a veces se paraba el tiempo. Conteniendo el aliento, esperando su siguiente paso con ojos asustados. A veces conseguía matar la rabia, y no esperar a la cola. A veces quería cantar tan alto que se quedase afónica en una sola canción. Su canción. A veces quería matar muriendo. Pero eso, sólo a veces. 


lunes, 22 de septiembre de 2014

Reinventar.


Hay partes del cuerpo que hablan por sí solas. Hay gestos que lo expresan todo, y silencios que dicen más que mil palabras. Hay días, hay noches y es cierto eso que dicen de que cada uno tiene sus momentos. Al final he llegado a la conclusión de que estoy hecha para levantarme, para vivir, y para sonreír joder, que nunca decaiga un "tú sigue intentando". De nada sirve lamentarse por algo que no fue, por cosas que ya no podemos arreglar, por momentos que ya no van a cambiar. Quizá buscamos la fiesta sin darnos cuenta de que nosotros mismos somos la fiesta. Quizá le damos mil vueltas a cosas demasiado simples. Incluso puede que nos pasemos día y noche intentando encontrar la fórmula para ser feliz, sin éxito. Y la verdad es que no me extraña, somos tan tercos que no nos damos cuenta de que creamos nuestra propia felicidad, de que podemos tenerla delante de nuestras narices en cualquier momento, sólo con desearlo. Es tan sencillo como eso. Y a partir de ahora, quiero que te levantes y pienses: "Hoy voy a comerme el mundo." Porque sí, porque puedes. Y me da igual lo cansado que estés, lo aburrido, que te parezca que todo es una mierda, porque vas a salir de esta, seguro que has sobrevivido a muchas peores. Así podrás acompañarme, ten por seguro que yo voy a hacer lo mismo. Porque lo que importa es encontrarse a uno mismo, aunque a veces parezca imposible y te sientas totalmente fuera de lugar. Lo bueno pasa, pero lo malo también. Y cuando todo vuelve a girar en su órbita, cuando por fin tenemos las cosas claras, cuando vamos con la verdad por delante, es entonces cuando respiras hondo y vuelves a ser tú.



lunes, 1 de septiembre de 2014

Nunca nadie.

"Lo siento". En realidad no lo siente, te mira con una mezcla de pena y compasión sin saber lo que está sucediendo en tu cabeza. "Si necesitáis cualquier cosa, lo que sea, no dudéis en llamarnos". Simples formalismos, lo dicen por quedar bien, porque es lo que se hace en esos casos, ¿no? Solo esperan no tener que atender nunca esa llamada. "Te entiendo". No, no me entiendes, no te molestes en mentir acerca de obviedades. "Estamos contigo". Por supuesto, alguien a quién acabo de conocer, al que hago esfuerzos por asociar su nombre a la cara correcta,  por discernir qué relación tiene conmigo, si es que siquiera existe alguna, viene a decirme que está conmigo. Besos, abrazos y lágrimas de gente fuera de lugar, como si fueran personajes de una sátira, sacados de un burdo circo sin gracia. Hipocresía. Falsa modestia. Llamar la atención. Pero nadie me dice que me lo van a devolver. Nadie me promete que no se ha ido, que en el fondo está todo bien, que todavía no lo eche de menos. Nadie jura que mañana podré volver a verlo. Y eso es lo único que necesito en ese momento. Pero nadie jamás podrá darnos eso a las puertas de un cementerio.