miércoles, 21 de mayo de 2014

Las cosas claras y el alcohol espeso.


Con el tiempo he aprendido que si hay algo peor que escribir para olvidar, es escribir para recordar. Simplemente hay historias gravadas en cada pensamiento que no tienen por qué volver a salir a flote. Pero lo peor, una vez más, no son las historias escritas, sino aquellas que quedaron por escribir. Y es que es como dormirte escuchando la lluvia golpear contra el cristal, por un lado sientes que quieres hacerlo, y por otro comprendes que el retumbar de cada gota es una nueva puñalada para ti misma. Pero sin duda, lo más grande y también lo más sincero, es eso que te sale de dentro a altas horas de la noche, cuando no consigues dormir, es eso que emana de lo más profundo de tu ser, y lo lees y lo vuelves a releer por millonésima vez y te preguntas cómo es posible profanar de esa manera una simple hoja de papel, cómo es que continúa en pie, casi esperas que se pueda romper en pedazos en cualquier momento por la fuerza impresa en simples y llanas palabras. Es eso que nunca has permitido leer a nadie más, ni quieres hacerlo, porque son palabras tuyas y solo tuyas, porque pertenece tan adentro que temes que la próxima vez que te vea pueda llegar a conocerte mejor que a ti misma. Es como mostrarle tu mayor debilidad a tu peor enemigo, la sensación es la misma. Yo creo que el refrán que reza que solo los niños y los locos dicen la verdad, debería incluir a los escritores melancólicos de las tres de la mañana. Es como estar borracho, pero deshinibiéndote a escondidas. Y no nos damos cuenta, pero es que las palabras son el arma más mortífera que podamos usar, quizá junto a la piel de gallina y los sentimientos, pero como quien dice, van unidos. Para mí es como elegir entre corazón y cerebro, ¿cuál es más importante? Preguntas trampa de la vida, preguntas sin respuesta, preguntas que es mejor no escribir, para no recordar. 

                                             Necesito drogas y amor - Extremoduro.



martes, 6 de mayo de 2014

'¿Cuánto te debe este mundo de perros?'


Al final sólo intentábamos tirar pa' lante. Pasito a pasito. Sumergirnos en una delicia de día, olvidarnos de nuestras responsabilidades y dejar volar nuestra imaginación. Cortar los hilos de la mente y evadirnos. Ponernos a prueba, desatando cabos y poniendo clavos para volver a definirnos. Renacer a la luz del atardecer. Escribiendo palabras desvaídas que solamente yo comprendo y, a veces, ni siquiera eso. Malviviendo en el caos de la bruma de corazón y las recurrentes espinas. Ojalá te vayas pronto, y al segundo siguiente deseando volver a verte, antes ya de perderte de vista. Echarte de menos teniéndote a centímetros. Recorrer los pliegues de tu condenado pensamiento, esperando en vano comprenderlo. Reza tú por mi alma maldita, yo hace tiempo ya que no creo en mí misma.