domingo, 28 de septiembre de 2014

A veces.

Le habían dicho que las historias empezaban en el antes, pero a ella le gustaba demasiado el después. Y el después se basaba en la teoría de las siete vidas. La real, la equivocada, la perfecta, la de papel, la feliz, la amarga y la del sexo. Era entonces cuando se daba cuenta de que a veces los gatos resultaban mejor compañía que las personas. De que a veces los mejores consejos se hallaban dentro de ella, y no provenían de otro. De que a veces le costaba respirar, pero a veces también se vivía bien, y a veces se paraba el tiempo. Conteniendo el aliento, esperando su siguiente paso con ojos asustados. A veces conseguía matar la rabia, y no esperar a la cola. A veces quería cantar tan alto que se quedase afónica en una sola canción. Su canción. A veces quería matar muriendo. Pero eso, sólo a veces. 


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