Te esperaré, sí, claro que te esperaré, pero todo tiene un
límite. No me gusta que jueguen conmigo, y aprendo muy rápido de mis errores,
así que encuentra un término medio. Hazme esperar, pero no me aburras; tampoco
te pongas demasiado fácil, es más, hazte imposible, inalcanzable, pero cede
cuando veas la oportunidad. Sé tú mismo, siempre, nunca intentes ser otra
persona que no eres, porque entonces me perderás definitivamente, y porque aunque
no me agraden algunas de tus manías, no me importa, aprenderé a conocerte.
Sorpréndeme, haz que sea curiosa aunque no haya nada que curiosear, porque sí,
la curiosidad mató al gato, pero el gato murió sabiendo, y yo no quiero morir
ignorante. Busca aventuras donde no las haya y crea tu propio mundo, con zonas
accesibles y otras totalmente prohibidas, pero encuentra un momento de paz
cuando sea necesario. Hazme reír, pero no en exceso, no quiero que parezcas un
payaso, ni una persona falsa. También ten ilusiones y sueños, no te quedes ahí
parado dejando que otros decidan tu vida por ti. Sé un inconformista,
reivindica contra lo que consideres injusto y no seas un borrego que se deje
llevar por la sociedad, al que le dicten cuál es el color de moda este otoño o
qué tienes que hacer para ser mejor. Además, si hay algo que te pediría de
corazón es que seas gris: en esta vida hay demasiadas personas blancas o
negras, tú, sé gris. Muchas veces relacionamos el color gris con la melancolía,
la tristeza y con cosas totalmente negativas, yo relaciono el gris con lo
diferente, con ese término medio. Y para terminar, solo quería que supieras que
te amaré hasta el fin de mis días, y que te estaré esperando en el límite del
bien y del mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario