sábado, 14 de julio de 2012

Silencio.

Cuando has alcanzado por fin ese silencio, ese que tanto llevabas añorando desde hacía tiempo, esa tranquilidad, ese sosiego. No, no me refiero a un silencio parcial, a ese que se escucha por las noches cuando te vas a dormir, a ese al que te acostumbras en la ciudad. Superficial, artificial, creado para engañar, para gustar. Ese silencio comercial. No, yo me refiero al silencio total, al que te inspira paz, la de verdad, sin trucos, sin mentiras. Cuando después de tanto tiempo buscándolo desesperadamente lo encuentras, al fin sientes que tu vida está completa, que tanto esfuerzo y dedicación tienen un sentido, que ya no dudas de ti misma, y a la vez te da todo igual. Cuando consigues mantener una tregua con el mundo, un descanso, un gran y profundo alivio. Es entonces cuando empiezas a apreciar las maravillas que te rodean cada día, cuando te das cuenta de la suerte que tienes, cuando observas los pequeños detalles con detenimiento, que, al fin y al cabo, son los más importantes. Acabas percibiendo todo de otra forma totalmente distinta a la que estabas acostumbrada, y tú misma te sientes diferente, cambiada, con más ganas de todo, mucho más preparada para afrontar el día a día, más llena de vitalidad. Y es que siente, realmente, que vuelves a nacer.


2 comentarios:

  1. Me gusta como escribes te encontre de casualidad y de verdad que me gusta como te expresas.
    Y sobre está entrada me siento igual siento un silencio que asusta y espero que dure mucho porque me siento bien, pero rara a la vez y diferente.

    saludos ;)

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    1. Muchas gracias, me alegro mucho de que te guste :)
      Si te digo la verdad, ese silencio lo encontré yendo de vacaciones, y yo también espero que no se vaya pronto.
      Un saludo :)

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