domingo, 3 de abril de 2016

De cuando aún vomitaba palabras.

No sé por qué tuvimos que irnos y, sin embargo, seguimos estando. No sé por qué nos hemos vuelto sosos, anodinos, infranqueables. No sé por qué ya nada me llena, pero tampoco me siento vacía. No sé por qué nunca te conté que me habría encantado fotografiar cada micro expresión tuya. No sé por qué te oculté mi verdadera pasión por escribir, quizá porque prefiero que nadie me lea. No sé por qué jodida razón tuviste que devolver todos esos besos robados, y te empeñaste además en buscar demasiado en mi interior, te dije que no jugaras con fuego. No sé por qué he construido tantas y tantas barreras a mi alrededor, menudo peligro conlleva el dejar de sentir, el evitar analizar. Seguro que alguien como yo dijo en un pasado eso de que siendo ignorante se vive mucho más feliz. Seguro que las nubes me llaman y el cielo se echa las manos a la cabeza inquiriendo un “¿Qué has hecho contigo?”. Seguro que no estoy segura. Seguro que tu piel todavía sabe a sal. Seguro que no quiero volver a probarla. O sí. O no.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario