No sé por qué tuvimos que irnos y, sin embargo, seguimos
estando. No sé por qué nos hemos vuelto sosos, anodinos, infranqueables. No sé
por qué ya nada me llena, pero tampoco me siento vacía. No sé por qué nunca te
conté que me habría encantado fotografiar cada micro expresión tuya. No sé por
qué te oculté mi verdadera pasión por escribir, quizá porque prefiero que nadie
me lea. No sé por qué jodida razón tuviste que devolver todos esos besos
robados, y te empeñaste además en buscar demasiado en mi interior, te dije que
no jugaras con fuego. No sé por qué he construido tantas y tantas barreras a mi
alrededor, menudo peligro conlleva el dejar de sentir, el evitar analizar.
Seguro que alguien como yo dijo en un pasado eso de que siendo ignorante se vive
mucho más feliz. Seguro que las nubes me llaman y el cielo se echa las manos a
la cabeza inquiriendo un “¿Qué has hecho contigo?”. Seguro que no estoy segura.
Seguro que tu piel todavía sabe a sal. Seguro que no quiero volver a probarla.
O sí. O no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario