sábado, 11 de mayo de 2013

De cero.

Yo no quería lo mejor. Simplemente me gustaba tu forma de llenarlo todo siendo tú mismo, sin necesidad de fingir nada, como alguien verdadero. Me gustaba esa manía tuya de no callarte las cosas, de decirlo aunque suene mal, aunque no guste, aunque duela. Y esa forma de ganarte a la gente con una sonrisa. Eras como un laberinto del que cada día descubrías un camino nuevo en el que perderte. Y ese nada que éramos entonces...eso era lo que más me gustaba, que no necesitábamos un nombre para expresar lo que sentíamos. Llámame nostálgica, pero fueron unos momentos tan tiernos, tan llenos de luz, de esperanza, que me es imposible olvidarlos. Es una pena, al final te volviste como todos, dejaste de buscar. Claro que tengo frío sin ti, aun teniéndote a centímetros, echo de menos lo que eras antes. Levanto la cabeza y veo la luna brillar en el cielo, parece que se burla de mí, que me está jugando una mala pasada. Al menos ahora lo tengo claro, y has sido tú mismo el que me ha abierto los ojos. Ya no tiene sentido seguir preguntándose qué pasó, o qué no pasó, qué fue lo que hicimos mal o de lo que tuvimos tanto miedo. Yo creo que en el fondo sabemos de sobra todas las respuestas a esas preguntas, pero no queremos reconocerlo. Por lo de siempre, por orgullo. Es mejor así, que nadie sepa nada, que no quiero ni imaginar lo que los silencios hablan. 


Cigarettes - Russian Red

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