domingo, 17 de agosto de 2014

Miriam.


Cómo se nota que ya no cree en el amor, lo ha dejado, "es como el tabaco" dice, "te va matando poco a poco". Pero dolía más volver. Ya no siente nada. Y le importa una mierda. Un corazón a prueba de balas es lo que necesita. Buscar el calor de otros brazos, sonrisas nuevas. La gente le dice que tiene que hacer esto o lo otro. Qué sabrá la gente. Ella repite siempre la misma canción en su reproductor, con la convicción de que falle de repente una nota, pero no, siempre igual, siempre igual. Menos mal que el mar sigue ahí con su olor a sal. Tiene cara de no haber roto un plato en su vida, pero en el fondo sabe que es una de esas personas a las que ya no les queda más vajilla. Mentiría si dijera que está harta de luchar. De lo que se cansó fue de ella misma. A veces no se soporta. Miradas cómplices en una noche cualquiera. Otra copa. La música retumba en sus oídos. Ya nada la llena. El chico que la mira no la convence, es uno del montón. Son como fotocopias. Parece guapo. Se le nota el interés. Ella se acuerda de otro chico que estremecía todas las fibras de su cuerpo. "Fuera", se regaña, "no vuelvas". Se deja engatusar, corresponde a la sonrisa del desconocido. Qué más da si no son sus labios. Qué más da si este chico es menos complicado, más guapo, más listo, mejor persona. No es él. Y no siente. Y le da igual. 

P.D.: Y os creéis que todo es fácil, y seguís confiando en las casualidades.

Miriam - Estopa

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